
Estaba a un lado de la plaza, haciendo tiempo, había quedado con Yoél para devolverle las 600 monedas de oro de su padre, me sentía culpable por el golpe que le había dado, hasbia sido culpa mía por haberme metido demasiado en mi papel de chica ofendida..
Ay pobre Yoél...
Me levanté para dirigirme hacia el sitio donde habíamos quedado, un poco apartado para no encontrarnos con su padre y que descubriera el engaño, llegaba pronto, aun quedaban cienco minutos, pero no me importaba esperarle un poco.
De pronto unos chicos de acercaron, debían ser 5 o 6 y me rodearon.
-Hola preciosa.-dijo uno.-Parece que llevas dinero en esa bolsa ¿no?
-Esto.. yo.. no....-estaba asustada.-Son... Magdalenas.
-Vaya...-dijo otro.-Eres muy bonita ¿sabes?
-¿Nos dejas juygar un ratito contigo?-murmuró un tercero poniéndome una mano en el hombro.
-No, dejenme en paz por favor.-dije yo apartándome bruscamente.
-Venga gatita.. No seas tan tímida, te vamos a tratar con cariño y a cambio nos daras esa bolsa tuya.-dijo el primero agarrándome de los hombros.
Habían dos que simplemente reían y me miraban.
-¡No! ¡Suéltame!-forcejeé.
Otros dos me agarraron por detras.
-Vaya si va armada...-dijo el tercer chico que habia hablado.-Aunque prefiero centrarme en otra cosa...-dijo relamiéndose.
-¡Dejadme tranquila!.-espete.
-Chiquilla no estas en condiciones de ordenarnos nada...-dijo el primero acercando mucho su cara a la mia.
-¡¡Socorro!!-grité.
-Es inútil, nadie te va a oir.-dijo otra vez el primero en hablar, parecía el líder.
-¡¡Fuoco!! - escuché a lo lejos.
Al darme de cuenta, el jefe tenia un liquido metálico en su cara, quemándole la piel.
-AAAAAAAARRGH!! - se tiró al suelo, irritado del dolor.
- ¡Aquí el único que no puede oír es el sordo de mi padre! - se trataba de Yoel, corriendo ladera abajo con su espada al rojo vivo.
-¡¡Yoél!!-dije sorprendida.
-Estupido niñato.-dijo uno de los chicos que me sujetaba, me soltaron y se abalanzaron contra él.
Su espada volvió a la normalidad, en busca del grupo que iba en su busca.
-¡¡No seré tan clásico como para decir que vengáis uno a uno!! - gritó Yoel.
Con algo de dificultad, y sufriendo heridas, se desquitó de los esclavos del jefe.
Los dos chicos que quedaban miraron sorprendidos a Yoél y se marcharon corriendo junto con el jefe de éstos.
Yo me acerqué a Yoél, tenía algunas heridas un poco feas.
-Muchas gracias... ¿Estas bien?-pregunté.
-Estoy bien... - se sentó en una roca, parándose a observar su espada.
Luego, extrañamente, empezó a llorar.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?-pregunté alarmada y apenada.
-Pues... *snif* ... gasté todo el metal en tu espada... *snif*... ¡¡¡y no tengo para rellenar los huecos de la mía al desprender las gotas!!!
Alzó la espada y tenía agujeros, como un queso de Gouda.
-Bueno almenos has podido comprar metal con las monedas de tu padre.-sonreí, estando ya en la herrería.
-Cierto - volvió a contemplar la espada en sus manos, cuando de repente una gota de sangre calló sobre la hoja.
-¡Ah estas sangrando!-dije señalando una herida con un aspecto bastante feo que tenía en el hombro.
-¡Anda, ni me había percatado! - miró a su alrededor - vendas.. vendas... ¡ah, claro! ya recuerdo, el viejo las usó para intentar estrangularme la semana pasada...
No pude evitar soltar una risita.
-Yo puedo curarte, soy enfermera.-Siéntate. Él me hizo caso y se sentó en una banqueta y yo a su lado, coloqué mis manos sobre su herida y la zona se iluminó mientras yo cerraba los ojos.
-Vaya, otra con poderes... auque tu regeneras y yo destrozo - dijo entre risas.
Luego cambió de tono drásticamente.
-Así que... ¿vas en busca del Santo Grial?
Le miré a los ojos, luego agaché la cabeza y seguí curándole la herida.
-Sí... Pensaras que soy una loca pero tengo motivos de peso para buscarlo.
-Yo no - dijo despreocupado - yo únicamente quiero desconectar de esta vida de plebeyos... muchos llegan a lo alto estafando, extorsionando, robando, a no ser que tus padres sean ya de la alta sociedad.
-Así que tu también lo buscas, para hacerte rico ¿no?-comenté concentrada en la ultima herida que tenía abierta.
-Si... esto significa que somos rivales, ¿no?
Lo siguiente pasó muy aprisa: el había tomado su espada, dirigida hacia mí, y yo la frené con mi arma.
-¡¡Eh ehhh!! ¿Se puede saber que haces?-dije molesta.-Eres un idiota que lo sepas, yo lo único que quiero es el vino del cáliz, lo demás puedes quedártelo, pero como vuelvas a intentar matarme te daré una bofetada.-aclaré enfadada.
-Te quedas lo mejor para ti ¿eh? - me ganó algo de espacio en el choque de armas - ¡¡nunca le des el envoltorio del caramelo al niño!!
Dicho esto me impulsó hacia la salida de un golpe, afortunadamente, estando la puerta abierta.
Lo dicho, estaba loco de remate.
-¡¡El vino solo sirve para curar enfermedades inepto!!-grité enfadada.-¡No te dejaré que te lo bebas, he de salvar a mi hermano pequeño!
Al mencionar "hermano" soltó la espada del golpe, haciendo que la empuñadura al golpear el suelo emitiera un sonido metálico, que se repetiría en toda la estancia, en forma de ecos.
-Enfermedad ¿eh? - miró hacia el cielo - ...e aquí la realidad del plebeyo...
-Sí, pero bueno, parece que eres un egoísta que sólo se preocupa de sí mismo así que no te molesto más con mis problemas familiares.-Dije dándome la vuelta.
-¡¡De acuerdo doña-perfección!! Vete a freír...
De inmediato Yoel recibió una patada en el culo de tal magnitud que aterrizó al lado de Rosalyn, que estaba a 10 metros separado de él.
-¿Ez eza tu forma de tratar a una donzella? - era el padre de Yoel - ¡¡¡¡Acompáñala en el viaje o zino te dezherdaré, jodido baztardo!!!!!!
Las lágrimas del joven caían en la dura piedra del camino
-¿¿P-Porqué me ocurre todo esto??
Sonreí y le miré.
-Parece que voy a tener que aguantarte un poquito más... Gracias.-Sonreí de nuevo y me marché para prepararme para el viaje.
*OUT* Bueno quiero aclarar que si tanto Yoél como Rosalyn posteamos tan seguido fue porque nos vamos de vacaciones oki? Asi que se ausentaran un poco jeje Buenio espero que esto siga, besines gracias a Jose por ayudarme con el posty y a todos por postear n.n *OUT*
Maron empezó su búsqueda a las 3:48 p. m.