Abrí los ojos y parpadeé varias veces. Algo de luz entraba por una rendija entre las tablas del barco.
Bostecé y miré a mi alrededor frotándome los ojos. Había mucho ruido ahí fuera...Gritos, alaridos...Aunque no de dolor, eran más bien...
-¡¡¡PESCADO FRESCO, PESCADO FRESCO!! ¡ME LO QUITAN DE LAS MANOS! ¡PESCADO!
Así.
-Ahora sólo tengo que salir de aquí sigilosamente-murmuré.
Miré a mi compañera de a bordo, una rata que se había dormido a mi lado. Me siguió con sus ojitos rojos, atenta a mis movimientos.
-¿Cómo salimos de aquí?-le pregunté.
-Bueno chicos, preparaos para descargar-dijo alguien, abriendo la puerta de sopetón.
La luz del sol me dio de lleno en la cara y el marinero fortachón (que, curiosamente era el que me había negado el paso el día anterior) me miró y empezó a enrojecer de ira.
-¿Qué haces TÚ aquí?
-Yoo...esto...-miré a Rata pidiendo ayuda, pero ella había desaparecido.
No te fíes de las ratas. Mi padre siempre lo dice.
-¡Ven aquí, niña!
...
Recuperé el aliento en un callejón. Miré a ambos lados, lueog hacia arriba.
Francia...
¡Por Gaia, es enorme! Y muy bonita, aunque este callejón con olor a pescado la desmerezca un poco.
Me estiré y sonreí al cielo.
-¡A por el Grial~!-canturreé.
Tras buscar unos minutos, di con el lugar perfecto. Una tienda de libros y antiguedades. Ahí había gente lista. O eso esperaba. En mi tierra no había ninguna tienda así, teníamos que ir a buscar los pergaminos bien lejos.
Entré corriendo y antes de que la puerta se hubiese cerrado detrás de mí, yo daba palmas sobre una mesa llena de objetos extraños, tras la cual se encontraba un anciano pálido.
-¡Oye, oye, noble anciano! ¡Háblame del Santo Grial, por favor!-voceé, sonriente.
El hombre palideció aún más.
-Shh, niña, no...
-Y van tres en un mismo día-dijo un hombre encapuchado, surgiendo de entre las sombras.
-Qué molesto-concedió otro-.Bueno, jovencita, ven con nosotros, en nombre de Dios.
El anciano levantó la voz:
-¡Sólo es una niña, Inquisidor!
-¡Cállate viejo!-gritó uno de ellos ásperamente, y desenvainó un cuchillo largo-.Por orden de su Santidad el Papa de Roma, quedas arrestada. El crimen es la herejía. Ven con nosotros y...
Hinché las mejillas, molesta.
-¿Hereje yo? ¿Una sacerdotisa de Gaia? ¡Vete al cuerno, encapuchado!-vi como uno de ellos, el que no iba armado (al menos por ahora) se acercaba hacia mí-¡No me toques o sufrirás la ira de la Diosa!
Él se rió (¿cómo se atrevía?) y me enseñó una cruz, pero no como la mía, sino una más larga en vertical que en horizontal.
-Yo no temo a tus dioses paganos, hereje.
Apreté los dientes y extendí las manos.
-¡Entonces, sufre la ira de los elementos!-agarré un reloj de arena cercano a mí-¡¡TIERRA!!
Y se lo partí en la cabeza.Aunque sonó a metálico. El tipo llevaba un casco...
Igualmente, se llevó las manos a los ojos.
-¡Serás...!¡No veo nada...!- no pude escuchar lo que me decía, ya había pasado bajo la espada del otro y corría tienda fuera-calle arriba.
-¡Vivaelpoderdelatierramanifestadaensuformaarenosa!-prediqué mientras huía.
-¡¡Que alguien detenga a esa hereje!!
-Ay, ay, ay-murmuré, haciendo zigzags por la plaza del mercado, esquivando cajas de frutas y puestos de pescado.
Los Inquisialgos, por su parte, además de haberse triplicado no tenían problemas en pisotear las frutas y atravesar los puestos, dejando su silueta en ellos.
-¡¡ES ELLA!!-a la persecución se unió el marinero obsesivo.
-¡Oscuridad!-susurré, lanzándome a un callejón y quedándome bien calladita un rato.
Luego asomé la cabeza, miré a ambos lados...
-Jeje. Perdedores-murmuré, y eché a caminar felizmente.
POM.
-¡Auch! Caí al suelo frotándome la nariz. Me había chocado con algo, posiblemente una estatua andante-Ayayayay...
-¿Tú?-Oí decir, al levantar la cabeza... vi a una mujer que cubría su cabeza con una capucha y su boca con una especie de bufanda... cabello rojo... ojos negros.
-Anda, ¡la irlandesa!-exclamé. Con capuchas a mí...Ese pelo no se olvida fácilmente...
-¡Que no soy irlandesa!-Me chilló en la cara, luego entrecerró los ojos.- ¿Tú eres la del escándalo?
Me pusé en pie.
-Nooop-dije pacientemente-.Los del escándalo son los rufianes que me persiguen.
-Sea como sea, tienes que salir pronto de este lugar.-Me miró de reojo.
-Parece que las grandes mentes coinciden una vez más...
-¿Hum?-preguntó, en ese momento oímos pasos y me ocultó de un empujón. Oí voces de hombres, luego se marcharon.- ... problematicos estos de la inquisición...
-Síp-dije apartándola para conseguir algo de espacio y mirarlos alejarse-.No sé que les pasa, se pusieron así sólo por que pregunté sobre el Grial...
-Idiota, no puedes preguntar así como así por el grial.-Me gruñó.- El Vaticano ahora va a por todo aquel que lo desee, quieren que la gente se olvide de él.
-En primer lugar, mi noble señora, idiota tu suegra-dije frunciendo el ceño-.En segundo lugar...¿dónde busco, entonces?
-Te libras porque no tengo suegra.-Me espetó.- pues... hay que tener cuidado. De todas formas las informaciones que puedas oír por ahí no son todas acertadas... hay muchas falsas. Por lo que hay que ser selectivo.
-Ajá, ajá-asentí ansiosa.
-... ¿crees que te voy a dar pistas para conseguirlo?-preguntó poco después, luego se rió.
Me crucé de brazos y la fulminé con la mirada.
-No me gusta tu sentido del humor irlandés.
-Como tengo que decirte que no soy...-susurró, pero en ese momento se giró. Había un tipo detrás de ella... un...cura.
-Disculpa, pero es una conversación privada, noble siervo de un dios falso-dije haciéndole un educada reverencia.
-serás...-Farfulló la irlandesa, en ese momento diez curas más aparecieron de nuevo. Por ello, la pelirroja se puso en guardia.- Dejadnos en paz.
-¡Complice de la hereje, entréganosla y podrás escapar!-Gritó uno de los hombres, noté como la otra chica me sujetaba por los brazos e iba a empujarme hacia ellos, sin embargo estos comenzaron a atacar y para lo único que tuvo tiempo fue para contraatacar.
-¿IBAS A ENTREGARME?-grité, esquivando una cuchillada.
-Esto...-susurró mientras esquivaba a uno y luego lo atravesaba con su espada.- ... ¿cómo podría hacer yo eso...?
-¡NO TIENES HONOR! Tus antepasados se remueven en sus tumbas, seguro-dije enfadada, lanzándole una caja a dos curas-¡Elemento eh...madera!!-La caja se partió obediéntemente al chocar contra los sacerdotes.
-Sí, eso seguro...-asintió esta, luego sonrió y poco después habíamos acabo con casi todos los curas.
Con casi todos menos uno, que echó a correr como un loco.- ¡Mi... MIERDA, VUELVE AQUÍ...! ... ya soy hereje para el resto de mi vida...
-Naaa. Yo te bendigo, no pasa nada. Soy sacerdotisa, aquí donde me ves.
-...-Me miró de reojo.- ... esto es problemático...
-Sí. Bueno. Yo me voy a seguir preguntando, así que si me disculpas...-empecé a saltar los cuerpos de los clérigos.
-E... espera.-Susurró, luego fue detrás de mi.- ¿te ayudo?
Me giré de sopetón con ojos brillantes y las manos juntas a la altura de la barbilla.
-¿Lo dices en serio?
-eh....-en ese momento aparentó pensarselo, retrocedió. Luego sonrió nerviosamente.- .... sí... je... jeje...
-¡Genial!-le pasé un brazo por los hombros amistosamente-¿Sabes? Un tío mío es medio irlandés.
-genial...-susurró, luego me fulminó con la mirada.- Pero yo no.
-No, tú eres irlandesa por las dos mitades.
-yo NO soy irlandesa.
-Eso es lo que dicen todos los irlandeses...-suspiré-.Pero está bien, muchacha NO irlandesa, movamos nuestras posaderas NO irlandesas y busquemos una posada SIN irlandeses. ¿Vale?
-...-Por su mirada creí que me iba a pegar, sin embargo, suspiró y asintió.- sí..
-¡Muy bien! Oye, no me traiciones, ¿eh? O te maldeciré de por vida.
-Claro que no.-Miró a otro lado, luego me miró ofendida.- Yo no traiciono a nadie.
-Ya-ya-ya.
//Out// OoO No pde gritar libertad! xDDD igualmente muchas gracias a Loreee *u* //Out//
Kaubop empezó su búsqueda a las 3:01 p. m.
