
“Cómplice de la hereje, entréganosla y podrás escapar”
Si realmente quería tener un viaje tranquilo, sin que me interrumpieran, ya era demasiado tarde. ¿Por qué diablos tuve que ayudarla? Bueno, sea como sea al final acabaría metiéndome en líos así que… Al final una de esas ratas enviadas por el Papa acabó por escapar.
No podemos quedarnos en este país… debemos de huir antes de que informe.
Morrigan me hacía caminar por aquellas calles, buscábamos una posada, pero no podíamos quedarnos mucho más.
-Morrigan.-Dije mientras me detenía.
-La que viste y calza-me respondió, deteniéndose.
-Tenemos que salir de este pais lo antes posible.-Informé.- No podemos detenerlos, esos perros del Vaticano volverán a por nosotras.
Ella le quitó importancia con la mano.
-¡No pasará nada! Ya se habrán olvidado de nosotras.
-Lo dudo, vendrán a por nosotras y por ahora no quiero enfrentarme a ellos. ¿De acuerdo?
Ella se encogió de hombros.
-¿Es importante que seas tú quien se enfrente, irlandesa?
Irlan... desa.... Apreté el puño, sin embargo, luego la miré de reojo mientras suspiraba:
-Si nos atacan acabaré peleando contra ellos y no tengo ganas de que eso ocurra, todavia.
-Dejate de pensar en peleas-dijo dándole la vuelta al asunto completamente-.Tenemos que buscar información sobre el Grial...
-Aquí es peligroso preguntar por él.-Arqueé la ceja, clavando mis ojos en ella.
-"Peligroso, peligroso"-se burló, y luego suspiró-.Pues como gustéis, señora.
-¿Tu realmente vas en busca del Grial o en busca de una aventura en la que te arranquen la cabeza de cuajo?
Me miró sin comprender.
-¿Por qué preguntas eso?
-Porque actuas sin pensar.
-Pensar es de tontos. Bah.
-... ¿Ah sí...?-Miré hacia otro lado.- Vamos, tenemos que salir de aquí.
-Vale-y se marchó por el lado contrario al que yo pretendía.
-¡Eh, oye!-Exclamé.
-Venga, ¡vamos!
-La salida está por...-farfullé, luego agaché la cabeza y fui detrás de ella. Acabaría discutiendo y, por tanto, cortandole la cabeza si continuaba hablando.
-Y entonces-Morrigan iba parloteando de camino-¿A dónde iremos, eh? No tenemos mapas, ni nada.
-Yo sí.-Refunfuñé mientras lo sacaba de mi macuto.- ¿ves?
Me lo arrebató.
-¡A ver, a ver!-corrió a mi alrededor para impedir que se lo quitase.
-....-Agaché la cabeza mientras me quedaba en el sitio y la veía corretear.- Te lo presto, pero deja de correr.
En ese momento se chocó con alguien, era un tipo bastante extraño que llevaba una capucha. A causa del golpe, tanto mi mapa como el del tipo cayeron al suelo. Éste tomó el suyo y se marchó casi corriendo, yo me acerqué y agarré mi mapa, con tal sorpresa de que... Ese no era mi mapa. ¡Tenía otro tipo de información! Me quedé leyendolo con la boca abierta, incrédula.
-¡QUE TODAS LAS PLAGAS DE...!-maldijo Morrigan con el puño en alto-.Oh, demonios-y se levantó.
-Morrigan... mira esto.-farfullé.
La pelimorado se aproximó a mí y miró por encima de mi hombro.
-¡Uh! ¡Por Merlín! ¿Eso es...?
-La información que queríamos...-susurré, luego sonreí y me reí.
Pero Morrigan ya no estaba cerca de mí...Ella estaba...ella estaba...
¿gritando?
-¿Caballero? ¿El que se aleja a toda velocidad? ¡HA PERDIDO USTED SU MAP...!
-¡¡¡CÁLLATE!!!-Exclamé, luego le tapé la boca y la hice contra la pared.- ¡¿QUÉ HACES, IDIOTA!?
-¡Mpfh!-bufó sorprendida, antes de darme una patada en la espinilla y alejarse de mí-¡¡Eh, cálmate, irlandesa!! ¡Quizás tú seas una ladrona, pero no yo!
-¡Devuélveme eso, Paleta!-Chillé mientras iba detrás de ella.
-¡Ya tenemos uno, no lo necesitamos para nada! ¡Oiga, caballero, caballeroo~!
-¡Ven aquí!-La agarré del brazo y halé de ella, empujándola hacia otra dirección.
Morrigan me dio un fuerte pisotón para que la soltase.
-¡Por las barbas de...de...el druida mayor, suéltame, tú!
La tomé por la cabeza y la fulminé por la miada mientras intentaba aguntar el dolor del pie. Sin embargo, de pronto oí ruidos de espadas y al mirar hacia el frente vi como la cabeza del dueño del mapa... caía. Unos religiosos se encontraban frente a él.
-¡Arg!-la chiquilla se zafó de mí-¡Suficiente!-y echó a correr de nuevo hacia el difunto poseedor del mapa-¡Eh, escucha, toma ya tu...!-al fin reparó en que al hombre le faltba la parte más importante: la cabeza-...ma...pa.
-¡La hereje!-Exclamó uno de los tipos, señalanadola. Era aquel que había salido vivo aquella vez.
Retrocedí ligeramente, sonreí y luego comencé a caminar disimuladamente.
-Upsi-murmuró Morrigan, dando media vuelta y echando a correr hacia mí. Me agarró del brazo y tiró-¡Que vienen los curas! ¡Huyamos, camarada irlandesa, rápido!
-Pe... pero qué dices...-susurré.- ¡Yo no la conozco!
-¡¡A por ellas!-Vociferó el tipo.
-... que bien...-mascullé mientras aceleraba el paso.
-¡Nunca nos cogeréis con vida!-les provocó la pelimorada antes de soltarme y salir corriendo calle arriba.
-¡Morrigan!-Exclamé, miré de reojo hacia atrás y luego corrí detrás de ella.
-¡Aprisa, aprisa! Démosles esquinazo-me animó, haciéndome señas.
Abrí la boca para responder, sin embargo, me callé y asentí. Los tipos eran mucho más listos que los anteriores, sin embargo, tras pasar por varias calles... conseguimos que, aparentamene, dejaran de seguirnos. Estabamos en silencio, intentando recuperar el aliento, sin embargo de pronto la miré de reojo. Por su culpa nos encontraron de nuevo, si se hubiera estado calladita seguramente habríamos tenido el mapa y no habríamos sido perseguidas.
-Soy inmune al mal de ojo-me dijo al cabo de un rato de mirarla, enseñándome uno de sus tatuajes-,así que no te esfuerces.
-¿Y a que te corten la cabeza también?
-No, a eso no-contestó sinceramente-.Aún no encontré el tatuaje para eso.
-Ah, bien.-Espeté, luego desenfundé mi espada y clavé mis ojos en Morrigan.
-Bonita espada-asintió despreocupadamente-.Ajá, ajá.
Me aproximé a ella, levantando la espalda. ¡No quería meterme en problemas tan pronto! Sin embargo... por su culpa... No obstante, me detuve antes de que pudiera arrancarle la cabeza.
-Juraría que ibas a usarla contra mí-parpadeó Morrigan.
-... en absoluto.-Respondí, luego la volví a ocultar.-Deberiamos irnos ya de este lugar.
-Buena idea, sip.
Intentamos, o al menos yo lo hice, marcharnos de la ciudad sin crear ningún revuelo. Aunque era divertido tener un rival, no lo era tanto que la iglesia me hubiera descubierto tan pronto. Así pues, comenzamos de nuevo el camino mientras en la ciudad se oía un gran murmullo. Todo el mundo estaba nervioso, el santo Grial era algo que todos ansiabamos, sin embargo, nosotras realmente ya teníamos un camino que seguir.
Out: gracias a Kao.
Lau empezó su búsqueda a las 1:08 a. m.