
Al fin mis plegarias habían sido escuchadas, habíamos logrado capturar a una hereje, que además tenía mucha información sobre el santo grial, la mujer llamada Rosalyn.
Por desgracia, teníamos conocimientos de que había otra persona con ella, pero se había escapado...
Bueno... he de darle gracias a Dios por haberme ayudado a encontrar a esa cátara del demonio.
Hablé con la hereje y me resultó una descarada, después de unos momentos de palabrería herética ordené a Lucius que encerrara a Rosalyn en el calabozo para predisponerlo todo para el día siguiente, cuando camarlengo y hereje se marcharon, quedé junto a la ventana, pensativo.
“¿intentar salvar la vida de alguien es ser hereje?” eso había preguntado ella... Si bien es cierto que preocuparse de la vida de los demás es una de las características de un buen cristiano.. hay métodos distintos para conseguirla, pero el Grial... eso no es digno de consideración, es un objeto herético, completamente malvado y en contra de la doctrina católica...
Ella también ha dicho... “tu Dios es un incompetente, ¡¡igual que tú!!” ese comentario es razón suficiente para acabar con la vida de la hereje... como tal tiene que morir en la hoguera, es lo que nuestro señor desea y mi deber, para proteger la religión y a la iglesia...
La ejecución se celebraría al amanecer siguiente, no estaba especialmente emocionado,. Pues algo así no era precisamente algo por lo que alegrarse, simplemente cumplía con mi deber como Papa de Roma, protegiendo los intereses de nuestro seño Jesucristo.. y esos intereses se veían afectados por esa chiquilla, por lo tanto debía morir.
********************
Al dia siguente, me levanté temprano, como siempre y lo primero que hice tras asearme, fue llamar a Lucis, mi fiel camarlengo, le esperé en mi despacho, sentado junto a la hermosa ventana, estaba apunto de amanecer.
-¿Me permitís pasar, Su Santidad?-Lucius, un tanto pálido, se encontraba a la entrada de la habitación. Él tampoco parecía entusiasmado, quizás todo lo contrario.
-Por supuesto.-contesté-Tienes mala cara... ¿has dormido bien?
-Esta noche preferí...meditar, sacrificando algunas horas de sueño-contestó pensativo. Luego esbozó una forzada sonrisa.
-Comprendo...-dije casi sin prestarle atención, pues toda ella se centraba en la ventana.-Esta apunto de amanecer... ¿Todo esta preparado para la ejecución?
-Justo como habéis ordenado, Su Santidad-afirmó.
-Es hora de que hagamos acto de presencia pues. ¿Sabes si muchos fieles se han congregado para verla?-dije levantándome.
-He oído que hay una cierta expectación, mi señor-Lucius se dirigó hasta la puerta y esperó-.Bastante expectación.
-No me agrada que la gente se entusiasme al ver tal acto.. pero es algo bueno para que se den cuanta de lo que puede pasar si desobedecen al dogma...-dije saliendo de la sala.-Vámonos Lucius, ya es la hora.
Minutos después ya estábamos en la plaza, llena de gente. Noté la ausencia de mis hermanos, pero no le di importancia ya que me preocupaba más el hecho de que pasaba el rato y no aparecían los guardias con la condenada, poco después apareció uno de los carceleros.
-Su santidad... La prisionera ha escapado...
-¿Cómo?
-No esta en su celda...
...
****************************
Volvía a estar en mi despacho, sentado tras el escritorio, me había pasado un par de horas encerrado ahí, sin ver a nadie. ¿Cómo había ocurrido algo así? ¿Cómo podía haber escapado? La prisión del vaticano es la de mayor seguridad de toda Roma y sin embargo ella...
Abrí la puerta del despacho con mucha brusquedad y me dirigí a uno de los inquisidores que montaban guardia en la puerta, siempre velando por mi seguridad.
-Manden llamar al camarlengo Lucius, quiero verle ¡ahora!
-Si su santidad.-dijo él marchándose rápidamente.
Me senté de nuevo, con las manos entrelazadas y la cabeza gacha, apoyando mi frente en ellas.
Al poco tiempo el camarlengo irrumpió en el despacho.
-He venido lo más rápido posible, Su Santidad-dijo, mirándome aparentemente preocupado-¿Qué ocurre?¿Han encontrado a la hereje?
Le miré con severidad.
-¿Cómo ha podido ocurrir algo así Lucius? ¿Cómo?
Su mirada se desvió por unos instantes a un lado, luego volvió a enfrentarse a la mía.
-Bien sabe Dios que desearía saberlo, pero lo desconozco completamente...Yo mismo encerré a esa cátara en su celda...y me aseguré de que estuviera bien cerrada.
-Por eso mismo no me explico como ha sucedido esto... A no ser que...
Lucius me miró expectante y en silencio. Entrelazó las manos a la altura de su regazo.
-Me temo que la han ayudado a escapar.-sentencié.
-¿Pero, quién?-preguntó, abriendo mucho los ojos.
-No lo se... tú tenias las llaves...-dije clavando mi mirada en la suya.-¿Alguien pudo robarlas?
-¡Imposible!-aseguró sacudiendo la cabeza-.Las guardé bien, en el cuarto de llaves, al terminar.
-Entonces ¿como es posible que haya escapado?-dije yo algo alterado.-hace unos momentos han venido a confirmarme que ni los barrotes ni la cerradura de la puerta han sido manipulados..
-... ¿Brujería quizás?-sugirió el camarlengo de pronto.
Le miré enarcando una ceja.
-¿Brujería?
Asintió efusivamente.
-Es la única respuesta posible, Su Santidad.
-La brujería no existe, es sólo un apelativo, un sustantivo para catalogar el comportamiento de los cataros.-dije con mucha frialdad.-Sin embargo.. los hechos son claros... la hereje no puedo escapar sola.
Lucius frunció un poco el ceño.
-Bueno, pues, escapa a mi mente quién y cómo podría hacer algo así-murmuró irritado.
-Si supieras algo... Me lo dirías... ¿verdad Lucius?-dije mirando al camarlengo de manera glacial.
Y entonces él...mantuvo un largo silencio.
¿Qué significa esto Lucius?
-¿Lucius?-le urgí.
Él desvió la mirada.
-¿Es posible que Su Santidad...dude de mí?-una gota de sudor se deslizó por su rostro, y rápidamente el camarlengo sacó un pañuelo que se llevó a la frente-¿De mi fe y de mi lealtad?
Guardé silencio.
-Sabes que eres la persona en la que mas confío... Pero no me queda alternativa de dudar hasta de mi propia sombra, así que te haré la pregunta una sola vez: No has tenido nada que ver con la fuga de la hereje... ¿verdad?
-Por supuesto que no-negó con rotundidad...ocultando su cara tras el blanco pañuelo con el que solía enjugarse el sudor.
Suspiré.
-Esta bien... Así pues, quiero que averigües que ha ocurrido, quienes han sido los implicados y todo lo que tenga que ver con esa maldita fuga.
-Pero...¿Yo?-protestó débilmente-.Están los...Inquisidores que encantados se ocuparían de investigar...
-Deberías sentirte halagado...-comenté levemente ofendido.-Estoy depositando toda mi confianza en ti camarlengo.
Lucius retrocedió unos pasos y sonrió nervioso, incluso levantó un poco las manos en gesto apaciguador.
-¡Mil perdones! Por supuesto que me siento halagado, pero no sé si soy la persona más adecuada para este tipo de empresas...
-Lo eres.-dije fríamente clavando mis ojos en los suyos.-Ahora si no tienes nada más que decir márchate.
-Entonces, Su Santidad, me retiraré sin más-el camarlengo inclinó la cabeza en una especie de reverencia-.Dios os bendiga.-dijo antes de marcharse por donde había venido.
Su actitud era un tanto extraña, daba que pensar, pero tenía miles de asuntos en los que ocupar mis pensamientos, no era momento para ponerme a dudar de una de las personas, en teoría, mas leales que había a mi lado...
*OUT* Pues post de "Su Santi" xD gracias a Kao por la ayuda n.n
Sobrina empezó su búsqueda a las 12:50 a. m.