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domingo, enero 13, 2008










-¡Que te digo yo que iban a quemar a una muchachita, pero al llegar el día ésta se...!-cuando el filo de la hoja de uno de los corpulentos guardias rozó el gaznate de aquel imprudente, charlatán mercader, tembló de pies a cabeza.
-¿Qué muchacha?-sonreí.
-Ninguna muchacha, monseñor-aseguró muy convencido.
-Eso había creído oír-asentí.

Me estiré, junté las manos en una posición que a mí me parecía muy beata y esperé a escuchar alguna habladuría más. Casi di un brinco de miedo cuando uno de los guardias se inclinó hasta mi oído y susurró:
-Su Santidad exige su presencia, monseñor.

Suspiré. ¿Y ahora, qué?




Sonreí cordialmente a Su Santidad, sentado en su despacho tras su ordenado escritorio, como de costumbre.
-Buenos días, Su Santidad. ¿En qué puedo serviros?

-Buenos días Lucius.-dijo..¡¡SONRIENDO!!
Esperé intranquilo a que siguiera hablando, una sonrisa así...podía significar algo fantástico...para Augusto, o lo que es lo mismo: algo terrible para mí.
-Tengo buenas y malas noticias...-dijo entrelazando la smanos, ya mas serio.
-¿Y cuáles son, Su Santidad?
-La buena es que ya he encontrado al culpable de lo de la muchacha Rosalyn, la hereje...-dijo mirandome fijamente.
-Maravilloso-murmuré con sorpresa...y algo de espanto. ¿Una cabeza de turco? ¿O una simple trampa...?

Él permaneció en silencio.
-Sí.. maravilloso. En un par de dias será ejecutado el responsable de esa humillación.

Mi pañuelo blanco enjugó discretamente el sudor que comenzaba a perlar mi frente.
-¿Quién es el pobre desgraciado?-pregunté.
-Dolores...-dijo Augusto bajando la cabeza.
-Apenas la recuerdo-suspiré. Mentira, recordaba aquella bella mujer a la perfección. ¿Se habría sacrificado por Kyle...?-.Supongo que el pecado puede colarse en el alma de cualquiera.
-Mi hermano Kyle esta furioso conmigo..
-Con vuestro permiso...-tomé asiento-¿Por qué?¿Por excomulgar a la mujer?
-La condené...

Desvié la mirada.
-Quizás aún no sea tarde para pensar de nuevo el castigo...
-De hecho.. aun no lo dije..
-Pues...¡excomulgadla simplemente!-insistí-.No es mostrar debilidad sino...compasión.
-Creo que.. casi es venganza propia.. me da miedo caer ahí pero.-aAugusto me miró fijamente.-Sé que es lo que tengo que hacer, ocupará el lugar de esa hereje.

Agaché la cabeza.
-Entonces, que la ira de vuestro hermano no os cause aflicción alguna, pues sois plenamente consciente...de este acto-sentencié.
-Sí... es lo que he de hacer. La traicion es un pecado muy grave, y además dejar escapar a la hereje... -Augusto miró hacia otro lado.-Si me arrepiento.. la penitencia bastará.

Mire a Augusto con tristeza.
-Aunque vuestra alma sea inmortal, vuestro cuerpo no. Por favor, tened eso en mente...intentad no tener que arrepentiros de nada.
-Tampoco creo que se notara mucho la diferencia entre que esté o no..-dijo casi sin darse cuenta., instintivamente me miró y sonrió.-Puedes irte si quieres Lucius, gracias.

Le miré serio.
-Si Su Santidad no estubiera o hubiese estado en su momento, con toda seguridad yo no estaría aquí. Sé que peco de egocéntrico, pero para mí...es suficiente-me levanté-.Que tengáis un buen día.
-Y tú Lucius...-dijo Augusto sorprendido.

Y justo antes de alcanzar la puerta...
-A propósito Lucius, una cosa mas.

Me volví.
-¿Sí?
-Tenemos un nuevo miembro en el Vaticano.
-Eso siempre es una buena noticia-sonreí por simple cortesía.
-Su nombre es Adara Falcón. Es una amiga de la infancia mía.-dijo Augusto.
-¿Una amiga...de la infancia? ¿Y también es...servidora de Nuestro Señor?
-Sí, muy devota, siempre dispuesta a ayudar a los demas.. cosas así.
-Ah, entonces es una joya de mujer-me encogí de hombros y sonreí.
-Así es.-dijo él.-Disculpa, no quería aburrirte, tienes el resto del día libre, se te ve agotado Lucius.

¡Eso era una buena noticia!

-¡Mil gracias!-dije con alegría.
-No hay de que.-sonrió.

Salí del despacho con rapidez y me dirigía hacia mi habitación casi a la carrera, cuando me topé con una mujer que no había visto hasta entonces. Podría ser esa tal Adara que Augusto tanto había nombrado.
-Oh-susurró ella, luego me sonrio dulcemente.-.Hola.
-Buenos días, hermana y que Dios la bendiga-correspondí a su sonrisa.
-Buenos días,señor... -me miró fijamente a los ojos, tenía una mirada muy dulce.- ¿Puedo saber su nombre?

Parpadeé, encantado.
-Mi nombre es Lucius. Preguntaría el vuestro, hermana, pero...-sonreí-creo que ya lo sé.
-¿En serio?-Respondió, sorprendida pero aún sonriente. Nunca perdía esa sonrisa.
-Adara, ¿verdad?
-Sí.-Asintió.-¿Cómo lo sabéis?
-Su Santidad me informó de vuestra llegada.
-Ah. Su Santidad es muy amable.-Respondió ella.-Ansiaba conocerlo, Camarlengo Lucius. Es un placer.
-¿A mí?-murmuré sorprendido-.El placer es mío.
-No me equivoqué.-Comentó.- Es usted un buen hombre.
-Pero peco tanto como todos los siervos de Dios-sonreí-.Me siento muy halagado, de todas formas.
-Sí, es cierto.-Asintió.- Nadie es perfecto excepto Dios, sin embargo, es una virtud admitir los errores e intentar enmendarlos. ¿verdad?
-¿Eh? Sí, sí, por supuesto-y no estaba nada mal la "hermana"...
-Camarlengo Lucius.-Dijo.- ¿Se encuentra bien?

¡Despierta, Lucius!
-Me encuentro un poco cansado, eso es todo. Han sido unos días duros en el Vaticano-sonreí.
-Ya veo.-Asintió dulcemente.- Por aquí todo el mundo trabaja hasta agotarse. Debe descansar, Camarlengo Lucius. No se agote, por favor.
-Lo intentaré-asentí-.Gracias por vuestra preocupación.
-No es nada, espero verle pronto.-Fijó sus ojos en los mios, por un momento, luego empezó a andar.- Que Dios os bendiga.
-Con Dios hermana, con Dios-murmuré mientras la veía alejarse.

Vaya, vaya...

Llegué a mi habitación con una sonrisilla que se desvaneció en cuanto cerré la puerta. Suspiré, me acerqué a uno de los cuadros que adornaban mis aposentos y lo descolgué, pensando en la injusticia cometida contra Dolores y en el estado de Kyle. Le advertí, sin embargo, que le trataría como un descnocido, así que no podía ir a hablar con él.
En la pared habían unas marquitas en forma de línea. Hice otra línea junto a un grupo de cuatro y pasé una línea horizontal sobre ellas.
-Y van otros cinco-dije en voz alta.

Otros cinco muertos que cargarían en mi conciencia...
Por siempre.


Pegué la frente a la pared y cerré los ojos con fuerza.
La vida es injusta, Dolores, Kyle...
Pero no seré yo quien cambie sus designios.


Al menos por ahora, estaba libre de sospechas.
Sonreí resignado.

//Out// Este post ya estaba hecho de mucho antes!! Pero no lo habia colgado, sorry si alguien estaba esperandome o algo ó.ò. Suerte con los examenes a los que ya los tienen y besoss! //Out//