
Aún sabiendo que había hecho lo correcto, las dudas inundaban mi mente, no estaba bien, estaba preocupado.. Recordé que debía ir a decirle a Augusto lo de Gin, así que hice un esfuerzo y salí de mi habitación directo a su despacho sin percatarme de nada en el camino.
Entre sin llamar.
Augusto estaba de pie junto al gran ventanal que había junto a su enorme mesa de escritorio, mirando a la nada.
- Disculpa hermano…- llamé su atención.
El me miró como si no se hubiese dado cuenta de que había entrado.
-Ah hola..
Se le veía decaído, ni siquiera pude mirarle a la cara y volví la cabeza gacha.
- Vine a informarte sobre Gin, al enterarse de la huida de la hereje…bueno ya sabes como es, se emociono y decidió ir “de caza” el solito, sin dar tiempo a nada se fue el mismo tras ella…Este Gin… perdónale su efusividad…
-¿Como?-levantó la cabeza de golpe, tras la frialdad que Augusto aparentaba podía ver la preocupación por nuestro hermano pequeño.
-Discúlpame… no puede hacer nada por detenerlo, solo hizo que repetirme:"Augusto lo entenderá”…-desvié la mirada demostrando también mi preocupación, en mi caso por ambos…no… por los tres…
-Esta bien...
-Augusto…- susurré con una mueca de tristeza y angustia.
-¿Algo más?-dijo él sin mirarme.
- Eso tendría que preguntar yo.
-No-Augusto apenas prestaba atención alo que decía.
-¿Me estas prestando atención?...me tienes preocupado hermano…¿Estas bien?
-¿Eh? Si si…estoy bien.-hizo un además de medio sonrisa, pero fracasó.-Juro que encontrare al responsable de esta humillación Kyle...
Una espina se clavo en mi pecho en ese instante. Por causar "el bien" estaba causando sufrimiento a una persona que quería más que a nada... mis hermanos lo eran todo para mí, y yo... era la causa del dolor de Augusto...
Le cogí por la cabeza y le bese en la mejilla sin poder impedir abrazarle, era el papa... ¿y que? el seguía siendo mi hermano pequeño, el mismo al que le estaba causando dolor.
- Siento que esto de duela tanto...seguro que todo...saldrá bien... Dios esta con vos Su Santidad.-dije en un tono serenizador.
Pude ver la sorpresa y el rubor en el rostro de mi hermano, que en seguida recuperó su semblante superior y serio.
-Estoy bien, te preocupas demasiado.
- Claro que me preocupo, serás el papa, pero sigues siendo mi hermano pequeño, no olvides eso, sé... cuando estas bien...y cuando no... no es necesario que te hagas el duro, no conmigo Augusto...- precisamente conmigo era en quien menos tenia que confiar... yo era la oveja negra de aquel lugar sagrado...
-Márchate Kyle.-dijo con dureza, pero pareció darse cuenta ya que me miró a los ojos y murmuró.-Por favor.. Necesito estar solo.
Hice una leve reverencia con la cabeza.
- Como desee Su Santidad, avíseme a cualquier cosa...- me retire en silencio, sonriéndole a mi hermano por primera vez en ese rato.
Tras salir de hablar con mi hermano quede apoyando en la puerta de su despacho suspirando…
Por mi culpa, esta mal…todos están mal…
Seguí mi camino cabizbajo y al seguirlo pude ver a Lucius no mucho mejor que yo.
- Que pase un buen día Camarlengo Lucius, que dios os bendiga- estaba tan decaído que incluso le trate de usted cosa que odiaba hacer…
-¿También a ti te han interrogado?-murmuró el camarlengo casi para él mismo, tras observar mi expresión.
- Mi hermano…esta desesperado…- dije tristemente.
-Bueno, ojala fuese sólo él-siseó de forma despiadada Lucius, deteniéndose.
-No se que hacer... me duele tanto verle así...- me detuve cuando él.
El otro me miró incrédulo.
-Si está así es por culpa nuestra, ¿o acaso te olvidas de que...?-suspiró.
-Desgraciadamente lo sé... y eso me causa aún más dolor... su propio hermano... realmente ¿de quien puede fiarse?... ya no sé...
Lucius dio un largo suspiro… tras eso decidimos ir a un sitió mas tranquilo en el que hablar y acabamos sentados en la taberna del pueblo.
-Se le pasará, créeme-el camarlengo dio un largo sorbo de una jarra de ¡cerveza!-cuando nadie hable del asunto de la hereje, se olvidará. No es como si le hubiésemos traicionado o algo asi.
- Realmente ya no sé que esta bien y que esta mal...- aunque no me gustaba nada beber ese día me sentía decaído, así que le di un trago a mi ron, supongo que para aliviar las penas.
-Bien está lo que te beneficie y mal está lo que te perjudica-dijo Lucius, poniendo los ojos en blanco.
- Yo no opino así- di otro trago.- Ahh.. cuanto tiempo sin beber..
-No me gustaría arrastrar a un borracho Cardenal hasta el Vaticano-se burló Lucius, con una media sonrisa.
- Antes solía frecuentar este sito... pro hace años que no bebo... aun así dudo que acabe ebrio.- silencie un instante.- Pero siempre es bueno olvidar un poco lo negativo...
-Y yo creyendo que el Cardenal Kyle era un santo varón...-Lucius enarcó una ceja.
- Beber con moderación no es pecado- sonreí.
-¡Pero el ron es bebida de piratas!
- ¿Que culpa tengo yo de que los piratas tengan buen paladar?.-Me burlé.
Ambos espetamos a reír juntos a mi comentario. Me agradaba poder reír un rato con alguien, y que Lucius también pudiese
- Tu ganas, Cardenal….-las risas pararon-Tienes que saber una cosa…-dijo endureciendo su mirada.
- Dime, ¿El qué? – Le mire extrañado.
-Augusto sospecha de mí. Estuvo a punto de...echarme.
Abrí mucho los ojos.
Por mi culpa pueden echar a Lucius...por ayudarme...
-Lucius...- di otro trago.- Volveré a hablar con él pues.
-¡No he acabado de hablar!-cortó-.Salí al paso, pero tengo una misión que cumplir: Acallar los rumores sobre la hereje. De hecho, acallar la existencia de esa hereje. Como si nunca hubiese sucedido.
- ¿Te a mandado buscar a quien la ayudo?...
-Sí, antes. Pero...no pude cumplirlo y ahora debo hacer esto-acabó su bebida con un último trago.
- Gracias....
-No me lo agradezcas...-sonrió-.Habría tenido que delatarme a mí también si te hubiera acusado-.Dejó unas monedas sobre la mesa y se levantó.
- No, perfectamente podrías haberme delatado únicamente a mi,. al fin y al cabo era lo que decías que harías...-también deje unas monedas.
-Hmmm-murmuró-.Cardenal, será mejor no levantar sospechas...Así que dentro del Vaticano seguiré tratándoos como al resto de cardenales. Y ahora...debería marcharme.
-Entiendo...-sonreí- fue muy agradable compartir este rato contigo Lucius.
-Dios os bendiga, Cardenal...-dijo asintiendo y se dirigió hacia la puerta.
Ese buen rato en la taberna, me hizo olvidarme bastante de todo, pero duro poco, mediante volvía todos los males venían a mi... Ya había anochecido…
Al entrar inconcientemente acabé frente una habitación, inconcientemente me encontré frente a la habitación de Dolores a la que llame sin pensar.
La puerta se abrió unos centímetros, la cabeza de Dolores se asomo y al verme abrió la puerta por completo
-Maestro! -exclamo horrorizada al verme con tal aspecto- Que le sucede?
- Ah… mi querida Dolores…disculpa por molestarte… vine aquí inconcientemente…
- No se preocupe maestro, pero pase por favor, dígame que le sucede
Acepté la invitación y entre sin decir nada, no savia como reaccionar, no podía contarle nada, sin embargo deseaba contarle todo…
Oh mi querida Dolores… si supieses lo muy pecador que soy…
Me senté en una silla y ella rápidamente se arrodillo a mis pies
- Maestro... -tomo mi mano y la acaricio con su mejilla- Yo lo aprecio mucho, quizás demasiado.... Por favor, dígame que le sucede y yo haré lo que pueda para ayudarle.
Le sonreí tiernamente acariciándole la mejilla.
- No necesito que me ayudes, solo que me escuches…por que hoy vas a ser mi confesora querida Dolores…
Me levanté y cambié los puestos con ella, quedé yo arrodillado frente a ella cogiendo su mano entre las mías en pose de rezo cerrando los ojos.
- Maestro... -murmuro sonrojada
Entonces empecé a hablar tal como si de una confesión se tratara. Contándole todo lo que a veces me pasaba por la cabeza, mis complejos mis preocupaciones, abriendo al completo mi corazón y finalmente llegando al tema tabú.
- Madre, usted estará enterada de la fuga de la hereje ¿cierto? alguien del mismo vaticano traiciono al papa…
- Si maestro, me entere y estoy horrorizada, quien haya dejado escapar a la bruja arderá en el infierno y su castigó será mayor por haber traicionado al Santo Padre.
Agache la cabeza escondiéndola entre mis brazos en su falda.
-Entonces que dios se apiade de mi, no solo traicione al vaticano, no solo traicione al papa, traicione a lo más sagrado que pueda tener, traicione a mi familia…traicione a mi propio hermano…- no pude impedirlo, por primera vez en mucho tiempo… las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas, y el dolor se ofuscaba en mi pecho…
-Maestro... -Sus ojos castaños se abrieron atónitos-¿Usted?... No... -lágrimas comenzaron a salir de ellos- No... Usted no pudo, ¿cierto? Usted es... es... un Santo...
-Lo siento madre...soy un simple pecador...no... Soy peor que eso...Esa chica radiaba de bondad...aún así... Dios sabe que mis hermanos son lo que mas amo en este mundo...y yo soy la causa de todo su mal...Augusto sufre por mi culpa...-intenté sonreírle.
Ella respiro hondo e intento contener el llanto, luego me devolvió la sonrisa
- Maestro, usted es demasiado bueno para este mundo, en su afán de que la humanidad se salve, usted ve bondad en todos los seres- tomo mi mano con ambas manos- No se preocupe, ya no sufra por favor. Le agradezco que me haya confesado esto... significa... mucho para mi. Deje que su alma descanse, yo me encargare del resto, confié en mí.
Tras eso Dolores salio de la habitación, yo me quedé ahí llorando… Pensé que ella prefería dejarme solo por que le dolía verme así… luego recapacite…
“Deje que su alma descanse, yo me encargare del resto, confié en mi.”….esas han sido sus palabras… no…. Dolores….
En cuanto me percate de su verdadera intención, salí de ahí corriendo, dirigiéndome hacía el único lugar dónde podía estar si mis especulaciones eran ciertas. Llegué al despacho de mi hermano, mis sospechas eran ciertas, ahí estaba Dolores, justo cuando entre…
-Su Santidad, cese la búsqueda de quien ayudo a la hereje…-decía ella decidida--…. Yo fui quien la dejó escapar Su…Santidad…
- ¡Dolores NO!- intente detenerla entrando de golpe.
Miré a Augusto, los ojos parecía que fuesen a salírsele de sus órbitas.
-¿De que esta hablando madre Dolores?-atinó a decir.
- Estoy... confesándome, Su Santidad, yo deje escapar a la hereje, soy una pecadora... -Dolores me miro y sonrió tímidamente, para después bajar la mirada- Merezco mi castigo.
-¿Esta segura de lo que esta diciendo?-dijo mi hermano .
-Hermano, te ruego que no la escuches, no es cierto, ella no fue ella es inocente...yo...Augusto.... yo fui el verdadero culpable....- me puse frente ella.
Augusto me miró con severidad.
-Muy noble por tu parte protegerla Kyle, ahora que ya realizaste tu buena acción, lárgate.-ordeno con mucha frialdad
- Maestro... no intente protegerme, he pecado.- Dolores comenzó a llorar en silencio
Todo eso..¿por mí?.
- No voy a irme.-dije mirando a mi hermano seriamente.
-Dolores... ¿Como has podido hacerme esto?-dijo Augusto evidentemente dolido.-Yo mismo moví hilos para que pudieses entrar en la inquisición y ahora... ahora me has traicionado, me has humillado...-La cólera de mi hermano se iba reflejando en sus ojos.
- Hermano, escúchame, ¡ESCUCHAME BIEN! Dios sabe que no te miento cuando te digo que esta mujer ¡ES INOCENTE!- nuevamente las ganas de llorar me inundaban.
- Maestro, por favor... -Dolores, con la mirada en el suelo, ocultado su rostro, puso su mano sobre mi hombro- Es inútil intentar protegerme... Yo se lo confesé a usted ayer, pero usted me dijo que no me preocupara, que nadie lo sabría, pero dentro de mi no podía callarme. Tenia que confesárselo al Santo Padre.. es mi castigo... Su Santidad... no tengo palabras para excusarme.
Mire rendido al suelo y me dirigí a mi hermano.
- Yo respondo pro ella, es mi responsabilidad, sus pecados, son MIS pecados...
-Suficiente-espetó fríamente Augusto.
-Augusto...-susurré de nuevo impotente- ....Por favor hermano...clemencia...- me arrodille ante él, por primera vez en todo su papado y le rogué.- No quiero perderla...no me la arrebaté Su ..Santidad...
-Silencio.-vociferó él.-y levántate, hablas como un estúpido.¡¡Guardias!!-tras sus últimas palabras dos inquisidores aparecieron y agarraron a Dolores de los brazos.
- ¡Maestro! -grito Dolores extendiendo sus brazos intentando alcanzarme
Rápidamente me levante y me aferre a su brazo, no pensaba dejarla ir, un guardia me agarró bruscamente mientras el otro alejaba a Dolores y se la llevaba del despacho. Caí de rodillas al suelo, sin fuerzas intentado reprimir las ganas de llorar...las lágrimas caían en silencio por mis mejillas..Antes de que los guardias salieran por la puerta mi hermano volvió a hablar con una voz gélida.
-Encerradla y dadme a MI las llaves, esta vez nadie escapará.
Me levanté lentamente, derrotado por lo sucedió, y use una expresión nunca utilizada en mi rostro...nunca usada por mi, estaba demasiado enojado para poder usar mi poder, estaba demasiado abatido...miré a Augusto con total rencor...odio...odio hacia mi amado hermano al que quería más que nada...
-Nunca te mentí, as cometido un grabe error, yo fui quien la dejo salir, deja de mentirte a ti mismo, abre los ojos ¡Tu hermano fue el que te traiciono Augusto! ¡Fui YO! -Tire varios de los papeles de encima la mesa de mi hermano.
No podía reprimir mi odio, mi rabia., mi impotencia...amaba a mi hermano...pero también amaba a Dolores...y me dolía tanto perderla a ella…como a él.
-Entiendo que quieras protegerla, pero Kyle es inútil, ella ha confesado. Así que márchate de aquí, cuando te tranquilices vuelves.
Me marche indignado de aquel horrible despacho, me encerré en mi habitación y hice todo lo que me quedaba pro hacer…rezar por el alma de Dolores, por su salvación…y llorar en silencio arrodillado frente a mi cama..
*OUT* Awww…. De nuevo quedó largo… y eso que acorte… en fin…. Que llore mucho con este post!!! T___T LOLIITAAAAAA!!!....... Bueno Mil gracias a mi compañero de copas Luci, a mi pronto difunta Dolores y a mi cruel hermano Augusto :3
Akinomy empezó su búsqueda a las 2:36 a. m.