
¿Pervertido?
Pero, ¿no era esa la lacra de los hombres viejos, solitarios, rastreros? ¿Acaso no era normal que yo...deseara?
Las palabras de aquella mujer me habían afectado más de lo que debían. Y sabía, que si me alejaba un poco del Vaticano, chicos de mi edad les gritaban obscenidades a chicas de mi edad, y éstas sonreían con falso pudor y picardía, y luego...
Sonreí tristemente.
Terminaré volviéndome loco...
Dirigí mi mirada arriba, hacia el despacho de Su Santidad. Incluso desde los jardines, reconocía perfectamente qué ventana correspondía a la habitación.
Me pareció ver un brillo...¿Metal?
Había un movimiento inusual en el lugar.
La curiosidad venció a mis preocupaciones y caminé apresuradamente hacia el estudio de Augusto.
Sin embargo, un funesto presentimiento me hizo acabar corriendo a la sala. Y al llegar allí...
La escena era demasiado horrible como para ser descrita.
-William...-balbuceé, olvidándome por unos segundos del trato formal que le debía al Papa de Roma. Luego me fijé en Kyle y me quedé mudo.
William, es decir, Augusto, me miro aterrorizado, se hallaba junto a su hermano, con las lagrimas brotandole por los ojos, nunca lo habia visto asi.
-Lucius...-dijo al mirarme.
¿Kyle? ¿Por qué?
Al ver al cardenal inerte en el suelo, decidí hacerme el ciego ante todo el horror que tenía frente a mí y ocuparme de Su Santidad, vivo pero malherido.
Sin poder apenas pronunciar palabra, tomé a Augusto de un brazo y tiré de él para sacarlo de la sala.
-Estáis herido, Su Santidad-mi mente se esforzaba para intentar comprender la situación un poco-. Sin embargo, no conviene armar un revuelo demasiado grande...Una lucha así con vuestro propio hermano...No, nadie debería enterarse o tendríamos problemas-llegamos hasta sus aposentos-.¿Quién confiaría en nosotros?
Senté a Augusto en la cama y el se quedó con la cabeza agachada.
-¿Cómo ésta?
-Kyle está...No, lo primero es lo primero-comencé a examinar las heridas de Augusto, preocupado.
-Lucius.. ¿cómo esta mi hermano?
-No lo sé-mentí.
Augusto se quedo en silencio, mirandome a los ojos, con una determinacion sorprendente en aquella situacion. Mantuve su mirada por poco tiempo, luego confesé.
-Cuando entré a la habitación...Él no se movía.
El Papa empezó a murmurar cosas para si mismo, rezaba.
Suspiré, y comencé a curarle en silencio.
Cuando casi habi aacabado Augusto volvio a clavar sus ojos en mi.
-Me has llamado William antes...
-Ah. Lo siento mucho, Su Santidad-sonreí débilmente-. No pude evitarlo.
-No me molesta.. eres una persona de... confianza.-marcó mucho la última palabra.
-Me alegra oír eso-aunque en realidad, sentía algo de inquietud provocada por ese tono.
-Lucius...
-¿Sí, Su Santidad?
-Se que soy tu jefe.. y que sólo simpatizas conmigo porque tu puesto de trabajo depende de mí, pero... cabría la posibilidad de que me consideraras tu... ¿amigo?-dijo de pronto, estaba commocionado por todeo lo que le habia pasado, en condiciones normales Augusto nunca hablaría así. Pensé unos instantes antes de responder.
-Somos amigos...Desde la infancia-susurré al final.
-Eso creo yo también...
-¿Suena como si lo dudáseis?-pregunté, aunque más bien lo afirmaba.
-Nunca lo he puesto en duda...-dije el muy seguro. -Por eso te elegí camarlengo, porque confío en ti.
Pero, ¿a qué viene esto?
Asentí con la cabeza y comencé con el ultimo vendaje, confuso.
-Dime, si somos amigos... ¿por qué lo hiciste?-me preguntó de pronto.
-No se de qué...-intenté excusarme automáticamente.
-Kyle... me lo ha contado.-dijo, parecia apenado por lo que estaba diciendo, como si le estuviese costando una barbaridad.-Aunque lo cierto es que ya lo sabía..
¿¡!?
Un último nudo, y el vendaje quedó completo. Pero yo tenía la mirada fija en Augusto.
-¿Lo sabíais...todo este tiempo...?
-Si, desde el dia en que Rosalyn escapo.-confeso sin apartar sus ojos de los mios.
Me sentí palidecer. Él había jugado con nosotros...todo este tiempo...Esperando que nos arrepintiéramos. Sin embargo, nosotros...
-¿Voy a ser excomulgado?-pregunté con la voz temblorosa.
Augusto agacho la cabeza y sonrio con tristeza.
-No...
-Entonces...-tragué saliva- entonces voy a morir...
-Lucius... no voy a ejecutarte.. despues de todo.. yo sí que te considero mi amigo..
Esperé , apretando los dientes, algún castigo o penitencia horrible, algo. Después de todo...Había cometido traición...
-Gracias por curarme las heridas.-Es todo lo que el Papa dijo.
-Me gustaría...preguntaros algo-susurré.
-Pregunta lo que quieras.
-¿Kyle se...quitó la vida...?
-Despues de intentar asesinarme..
Desvié la mirada, profundamente afectado.
-Me permito abusar de vos con otra pregunta...¿Qué será de mí de ahora en adelante?
-Hace un segundo dijiste que eramos amigos... ¿traicionas a todos tus amigos?-clavó sus ojos en mi.-Solo dime una cosa... ¿Por qué lo hiciste? Se que soy duro, a veces te hago trabajar demasiado.. pero ¿ese es motivo para traicionar a alguien a quien, segun tú, consideras un amigo desde la infancia?
El efecto de esas palabras fue el mismo que el de una bofetada. Tomé aliento para responder, cabizbajo.
-No lo hice por rencor hacia vos...Fue por la hereje...
-¿Para salvarla?
-Así es...
Por una parte parecio sentirse aliviado.
-Marchate si quieres, Lucius.
-Pero, mi pregunta...-me removí inquieto.
-Ya condenamos a alguien por ese pecado.-dijo sin mirarme.
Agaché la cabeza.
-Os deseo una pronta recuperación.
-Gracias.-se limito a decir aun sin mirarme.
-Dios os bendiga. Me...retiro-dije apenas con un hilo de voz.
-Y a vos...-contesto el mientras se tumbaba.
Miré una vez más hacia atrás antes de abandonar la habitación, tembloroso.
Comprobé que la puerta de mi habitación estaba bien cerrada antes de descorchar una botella de vino y beber directamente de ella, sin usar ningún recipiente. Después de un largo trago, volví a guardarla y me senté frente a mi escritorio.
He fallado...¿Y quién sabe si no ayudé a liberar a Rosalyn por bondad, sino por simple lujuria?
Me llevé las manos a las sienes, confuso.
No quería acabar enloqueciendo, como Kyle; Kyle, que me delató, al final, aunque no sorprendiese a nadie...
Suicidado...¿No se supone que, entonces, no podrás ver el cielo?
Debería irme. Dejarlo. Abandonar el Vaticano.
Sonreí irónicamente.
-Camarlengo es un cargo vitalicio, Lucius-me dije a mí mismo en voz alta-.No lo olvides.
//Out// Gracias a Susyy =D //Out//
Kaori empezó su búsqueda a las 1:25 a. m.