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viernes, agosto 22, 2008










Sentado en mi despacho recapacitaba sobre lo ocurrido recientemente. Mi hermano mayor, una de las personas a las que mas quería.. Mejor dicho… una de las pocas personas a las que quería realmente…
Pero tal y como me había dicho mi hermano Gin, Kyle era incapaz de hacerme daño, o eso creía… seguro que alguien lo había controlado.. y ahora el había muerto.

Todo era culpa de esa maldita hereje, Rosalyn. Ella había engatusado a mis hermanos y a Lucius para que la salvaran, incluso seducido a Gin… ella había hecho algo en la mente de Kyle para que el intentara matarme, estaba seguro.

No todo eran desgracias afortunadamente, en medio de mis pensamientos apareció Johao y traía a la maldita bruja hereje Rosalyn, ahora me cobraría mi venganza.
¿Venganza? No… ser vengativo era pecado pero.. JUSTICIA, eso si. Pagaría por todo lo que me había hecho, humillarme, no respetarme y por todo lo que le habia hecho a mi familia, seducir a mi hermano pequeño, engatusar a mi hermano mayor para que me matara y a Lucius…

“Que sea decapitada”
recordé de repente las palabras de mi camarlengo. Después de todo supongo que no se arrepentía de haberla salvado.

¿Qué le hiciste a mis seres queridos maldita bruja hereje?

De pronto algo me hizo salir de mis pensamientos, unos suaves golpes en la puerta. Alguien pedía permiso para entrar.
-Pase.-dije sin ganas.
La puerta tardó un poco en abrirse, pero aún así lo hizo lentamente. Quien entraba era Adara. Estaba más pálida de lo normal, había una leve sonrisa casi imperceptible en su rostro. Tenía los ojos decaídos... Pero me di cuenta de que justo nada más entrar, intentó poner la misma cara de siempre.
-Con permiso, Su Santidad.-Dijo nada más entrar.
-Hola Adara.-dije yo agachando la cabeza.
-¿Cómo se encuentra?-preguntó, tras lograr cerrar la puerta y acercarse levemente a mi mesa.
-Estoy bien ¿y tu? No tienes buen aspecto.-De pronto caí en la cuenta.-Has estado usando tu don.. ¿con mi hermano?
Abrió los ojos, sorprendida. Aún así, volvió a tener el mismo gesto que tenía al entrar.
-Estoy bien.-respondió.- Intenté utilizarlo, pero no pude hacerle regresar.... Lo siento.... -agachó la cabeza.- Lo siento mucho.
-No debiste hacerlo… es peligroso para ti.-dije mirandola.-Pero.. gracias.
-Da igual si es peligroso...-susurró. Me volvió a mirar.- ¿de verdad que está bien? Sus heridas no pintaban nada bien...
-Si, seguro, estoy bien. Y a mi no me da igual que sea peligroso.-me levante y me acerque a ella.-Adara.. solo dios sabe cuanto quería a mi hermano pero.. prométeme que no volverás a intentarlo.
-....-Giró la cabeza, mirando a otro lado.- ... ... de... acuerdo...
-Bien…-conclui.
-En serio...-volvió a repetir.- Sus heridas eran graves. ¿Podría curarlas...? No supone ningún esfuerzo, en serio...
-¿Cómo sabes como eran mis heridas? ¿viste lo ocurrido?
Me miró extrañada por un momento, luego asintió levemente con la cabeza mientras susurraba:
-Sólo el final...
-Ya veo… Adara…-dude.
-¿Si?-preguntó, levemente.
-Siento haberme comportado como un idiota.. estos días contigo, lo siento yo… no quería tratarte así.-confesé.
-No es nada... Quizá debí ser más comprensiva o... no lo sé...
La abrace.
-Perdoname.
-No pasa nada....-susurró, ella también me abrazó. Pude darme cuenta de que había estado conteniendose durante un largo rato para no aproximarse a mi.-... pero no vuelva... no vuelvas a hacerlo, por favor.
-Descuida.
Poco después se separó de mi, me dijo que debía marcharse ya que estaba muy cansada. Aún así, repitió varias veces que si la necesitaba no dudara en llamarla. Por ello, no tardé en volver a estar solo.

Sin embargo mi soledad no duro mucho rato, pues yo mismo mande llamar a Lucius, quería hablar con el.
El camarlengo entró silenciosamente y me miró con rencor mal disimulado, sin alejarse apenas de la puerta.
-¿Me habéis mandado llamar, Su Santidad?
-Asi es…-dije clavando mis ojos en el.
-Si deseáis decirme algo, soy todo oídos-dijo con voz suave pero fría.
-Quiero que me expliques lo ocurrido antes.-dije con la misma frialdad que el, o mas.
-Me temo que no sé a qué podéis referiros...-como siempre, con evasivas.
-A la sentencia.-podía decírselo mas alto, pero no mas claro.
-¿Tan mala fue mi elección, Su Santidad?
-Hubiera estado de acuerdo.. en otras circunstancias.-confesé.-pero sabes que la pena por herejía es la misma para todos, siempre las has aceptado, no entiendo a que viene ese cambio de actitud por esa mujer.-dije indignado.
-¿Y por qué...?-Lucius comenzó con un tono de voz alterado, pero pronto consiguió moderar su voz-Si siempre es la misma sentencia y el mismo castigo, ¿por qué debo dictarla yo...una y mil veces?
-Porque es tu trabajo.-conteste con un tono de voz gélido.
-¿Mi trabajo es condenar a gente?-me miró angustiado.
-Es parte de el, si.
Lucius se sumió en un profundo silencio y clavó su mirada en el suelo, incapaz de articular una sola palabra.
-A mi también hay aspectos de mi trabajo que no me agradan amigo... Pero no me pasa inadvertido que no has contestado mi pregunta.-dije para romper ese silencio.
Entonces el camarlengo me miró a los ojos.
-No podía condenar a la hoguera a una inocente.
-¿Inocente?- no podía creer lo que acababa de decir.
-Sí.
-Estas desvariando. ¿También ha envenenado tu mente igual que la de mi hermano Kyle? ¿o te ha seducido como a Gin?-dije alzando la voz.
No es más que una cría! ¿Qué pecado puede haber cometido?-respondió Lucius, con un tono cada vez mas agitado.
-Desobedecer a la iglesia, ir en busca del grial, practicar la herejía, pelear contra algunos inquisidores y malherirlos, humillar al papa de roma y manipular a sus mas allegados ¡¡por el amor de Dios Lucius, ha engatusado a Kyle para que intente matarme!!-dije aun alzando la voz.
-¿Rosalyn?-me miró confuso-.Pero...eso no es...posible.
-¿Quién si no?
-Su Santidad-el tono de voz de mi camarlengo se volvió sombrío-.Hay muchos enemigos de la Iglesia que podrían haberlo hecho. Últimamente hay incluso más que de costumbre-parecía un reproche.
-¿Hay algo que quieras decirme Lucius?-espete con frialdad.
-Creo que estamos siendo demasiado implacables-insistió-¡Primero todas las ejecuciones, luego hacer llamar a ese...-pronunció el nombre con desprecio-Borges! Los fieles empezaran a desconfiar de nosotros...
-¿¿Los fieles??-espete incrédulo.-¡¡Hago todo esto para protegerles!!
-¡¡Los fieles os temen!! ¡¡Nos temen!!
-¡¡No me importa si así los protejo!!-intente tranquilizarme pero fue en vano. -En las guerras hay que tomar decisiones, decisiones complicadas. ¿Crees que harías mejor que yo este trabajo? ¡¿Lo crees?!
-Probablemente no-admitió Lucius con voz temblorosa-.Pero...escucharía las sugerencias de mis allegados-añadió apenas en un susurro.
-¿Y que sugieres mi inteligente amigo?-espete con cinismo.-¿les decimos a los herejes que recen un padre nuestro y a casa?
Él se limitó a mirarme, dolido.
-No lo sé-confesó.
Yo, que me había levantado de mi asiento sin darme cuenta volví a sentarme y suspire en silencio.
-Debo comunicaros algo-dijo Lucius con voz cansada.
-Adelante entonces.-dije yo con el mismo tono de voz.
-La condenada a muerte pide...el derecho a usar pluma y pergamino.

Suspire.
-Encima con exigencias…-murmure casi para mi mismo.-Le será concedido.
-Bien-asintió el camarlengo, para luego mirarme con recelo-¿Desea algo más Su Santidad?
-¿Y vos? ¿Algo mas que reprocharme?-conteste.
-Debo informaros de malas noticias.
-Que bien…
-Las otras dos herejes han...huído-se encogió un poco al decir esto, como si quisiera desaparecer de allí.
-¡¡Maravilloso!!-exclame enfurecido.-¿¡Cómo es posible!?
-No...¡No lo sé!-tartamudeó Lucius, alejándose unos pasos.
Me miro un segundo.
-Supongo que no te habrá entrado otro ataque de compasión por aquellas dos descaradas.. ¿verdad?-pregunte con desconfianza.-Porque de ser así.. te juro que me encargare personalmente de que acabes fregando los suelos de una iglesia judía del congo.-amenace.
Él palideció, pero logró hablar con voz trémula.
-Ellas escapaban mientras Su Santidad, el hermano Borges y YO discutíamos sobre un desafortunado tema-me recordó con resentimiento.
-Lucius calmate.-dije entrelazando las manos y recobrando mi tono pausado y tranquilo.-te recuerdo que te estas dirigiendo al Papa de roma aunque seamos amigos desde que mi nombre era William Flowright y todos me llamaban Will…-clave mis ojos en el.
-Soy demasiado impulsivo y por ello ruego que me perdonéis-dijo inmediatamente, como si lo tuviera aprendido de memoria, a la vez que hacía una rápida reverencia, esquivando mi mirada.
-Da igual..-conteste.-Y respecto a lo de las prisioneras...-hice una pausa y medite.-Comunica a los doce guardias de las mazmorras que están despedidos y excomulgados.-sentencie finalmente.
-Enseguida, Su Santidad-dijo inexpresivamente.
-Cuando lo hayas comunicado vuelve, tendre preparada la lista de los nuevos guardias de las mazmorras, que espero que resulten menos incompetentes.-dije con frialdad.
-Como ordenéis. Con vuestro permiso, me retiraré-anunció con una de sus sonrisas fingidas. Su expresión resultaba hoy menos creíble que nunca.
-Id con dios.-dije con una expresión tan falsa como la suya.
En silencio y rápidamente, Lucius abandonó mi despacho.

De pronto, la puerta se abrió de un golpe. No llegó a impactar en la pared, simplemente se quedó quieta en ese punto. Era Gin. Entró bastante rápido y cerró la puerta tras de si, luego me volvió sus ojos a mi. Hacía mucho tiempo que no veía aquella mirada en sus ojos. Y, aunque nunca supe lo que significaba, jamás me gustó.
-Con tu permiso, Augusto.-dijo, mientras se acercaba lentamente.
-¿Qué ocurre?-pregunte alarmado.
-Tengo una petición.-respondió, al llegar junto a mi mesa. Continuaba con aquella mirada que daba escalofríos.
-Claro dime hermano.
-Quiero ser yo quien sea el encargado de quemar a la hereje Rosalyn.-Dijo, luego una pequeña sonrisa apareció en su rostro. La misma que le aparecía cada vez que se le asignaba una misión.

Le mire atónito.
-Pensé que habías dicho que la amabas.
-...-Entrecerró los ojos y perdió la sonrisa.- quiero acabar con su vida.
-¿Por qué ese cambio de actitud?-quise saber.
-No fue sincera.-sus ojos brillaron por un momento, pero volvieron al estado anterior.
-Entiendo… te has dado cuenta de que lo que te dije es cierto.-lo mire compasivo.-Lo lamento Gin.
-No lo lamentes por mi.-comentó.
-Tu petición te será otorgada hermano. Dije con firmeza.
-Gracias.-respondió, se inclinó levemente en señal de respeto. Luego me miró a los ojos.- ¿Para cuando está programado exactamente?
-Pasado mañana, al mediodía.
-Ahí estaré. Si me necesitas...-se giró, hacia la puerta.- estaré en mi cuarto o, posiblemente, en el de nuestro hermano.
-Ve con dios.-le dije a mi hermano en señal de despedida.
-Tú también.-su voz sonó extraña, pero entonces se marchó del cuarto cerrando la puerta tras de si.

Gin.. pronto esa maldita hereje desaparecerá de nuestras vidas.. y podremos empezar a reponernos de todos los agravios sufridos por su culpa…


*OUT* Bueeeno se acabaron los dos posts largos okis? la proxima vez seran mas moderados pero habia demasiada historia como para dividirlos, en fin posteadores poneos la spilas o me veré obligada a hacer una lista como la de kaoooo (A) espero ke os haya gustado elpost y gracias a kao y Lore de nuevo :P *OUT*