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x A mi Germaneta Lorena por ayudarme con el diseño y blogger y ayudarme a no dejar esto abandonado.
x A Kao por hacerme los avatares, por sus consejos y por su apoyo constante
x A Bunny por ayudar también con el diseño y animarme.
x Y a todos los que seguís participando en el RPG,

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viernes, agosto 22, 2008










Sentado en un banco de una posada, me encontraba absorto en mis pensamientos cuando sin previo aviso una voz me alarmó.

- Cecil, ¡Rápido!
- ¿Que ocurre Juan?
- Rosa –aletea los brazos sin parar-, rosa ha sido secuestrada, los hombres de Augusto se la han llevado...
- ¡Maldito cerdo bastardo! –la rabia me comía por dentro- Mi negativa no ha sido de su agrado veo... Pero a Rosa, la pobre he indefensa Rosa...
- Según dicen, la acusan de herejía mayor, en su casa se han encontrado unos documentos que niegan categóricamente la existencia de un creador...
- No es necesario que sigas, me hago cargo del problema, vuelve con la familia de rosa, estarán destrozados...

“No me gusta tratar con esa clase de sinvergüenzas y mas si son unos devotos de manual...”

Salí de la posada y seguí a Juan, solo hasta llegar al primer crucé donde me desvié y puse rumbo al Vaticano. Por el camino la gente se me quedaba mirando, normal de todos modos ya que mi armadura no pasa desapercibida, pero más que por mi pinta, me miraban por la cara de rabia que llevaba. Al llegar a las puertas del vaticano los guardias no tardaron en cruzarse en mi camino, seguramente Augusto les había comentado que llegaría ya que no encontré resistencia alguna. Avancé por los pasillos asta encontrarme con un cardenal, este me guió “amablemente” (o me guiaba o no lo contaba) asta la sala de audiencias donde Augusto estaba esperando, solté al cardenal y entré.

-Señor Phoenix.-dijo el Papa con una leve inclinación de cabeza sin moverse de su enorme asiento.
-Augusto... –le dije sin ningún respeto hacia su persona- No se como tienes el valor secuestrar niñitas enfermas e indefensas...
-¿Lo dices por esa hereje?-dijo el impasible.-Mis inquisidores encontraron sospechosos documentes en su casa y la apresaron, esta acusada de herejía, aunque todavía no le hemos dictado sentencia.
-Documentos que seguramente dejaron tus perros de presa, como la mayoría de herejes que tus tribunales ejecuta sin remordimiento algún, aún a sabiendas que son inocentes... la iglesia ya no es lo que era... –tras decir esto un par de guardias saltaron hacia mi, sin desenfundar los esquive y cayeron de bruces al suelo-. Mira, deja a Rosa tranquila y me olvidaré de todo lo sucedido, pero si alguno de tus “secuaces” le pone un dedo encima, que se vaya despidiendo de la mano entera... –lo reconozco, tratar con devotos no es mi fuerte-
-¿Crees que estas en disposición de darme ordenes?-contesto Augusto clavando sus ojos en mí.
-Lo estoy haciendo –respondí con ironía- a mi tus métodos no me intimidan y se que eres sabio por lo que llegaremos a un acuerdo sin necesidad de derramar sangre.

El Papa de Roma se hecho a reír.
-Dejemos algo claro, aquí yo mando y tú obedeces. Tú no cuestionas mis órdenes... y yo seré benévolo con tu amiguita.
-Claro que las cuestiono, un hombre cegado por la fe no puede ser capaz de dar órdenes precisas, aún así creo que entiendo por donde vas y puede que me interese “colaborar” –conteste con resignación pero a la par con fuerza para que no notara que me tenía entre la espada y la pared-
-Todavía me interesa que colabores para mí.-dijo simplemente.
-Su seguridad y su tratamiento es el precio de mis servicios.
-Por supuesto, estará bien atendida por mis médicos.
-Entonces se puede decir que hemos llegado a un acuerdo, tu dirás lo que necesitas –evidentemente no iba a mostrarle ningún tipo de trato señorial-
-Tengo dudas sobre la fidelidad de uno de mis cardenales, su misión es encargarse de localizar y traerme el Santo Grial.-Hizo una pausa y clavó sus ojos en mí.-Quiero que vayas con él y colaboréis juntos y te asegures de que no hace ninguna tontería.
-Problemas en el paraíso –murmuré en voz baja, sabiendo que él lo escucharía- Está bien, acepto el trabajo, el Grial llegará sano y salvo a su destino.
-Perfecto.-dijo él mirando hacia la ventana.-Tu compañero será Crowley Adams, esta rondando por aquí, preparando su viaje.
-Así pues ¿puedo dejar de ver su cara? –rectifiqué- ehem, quiero decir, ¿puedo retirarme?
-Una cosa más.-dijo ignorando mi comentario.-Quiero informes cada 6 días.
-Los tendrás cada 5... Pero yo quiero pruebas de que Rosa sigue vive y que no la habéis ajusticiado en mi ausencia...
-Tienes mi palabra, y en cada contestación... Te dejaré que te escriba unas letras en un pergamino.
-Me gusta que al fin nos entendamos -me dirigí ala puerta- una cosa mas, NUNCA jamás vuelva a jugar conmigo...
-Cada cinco días.-me recordó ignorando mi advertencia.

Sin escucharle salí de sus estancias, los cardenales me miraban con aires de superioridad y eso que no sabían ni lo que habíamos pactado, para ellos era un cordero más en el cercado de su Santidad, el Papa Augusto. La misión no me interesaba en lo mas mínimo y menos aun complacer a ese cerdo, pero Rosa me necesitaba y yo tenia que proteger su vida...

Off: Kike, tenemos que hablar para rolear juntos ;)