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martes, septiembre 02, 2008










No se muy bien cuando perdí el conocimiento.
Pero cuando desperté lo hice muy bruscamente. Mi respiración era agitada, por lo que cerré los puños mientras miraba a mi alrededor. Parecía una habitación de posada. Morrigan no está por ningún lado. Cuando mi respiración se calmó reparé en una nota que estaba cerca de mi y llevé mi mano hasta ella.
"Querida Irlandesa:

Me he divertido mucho contigo estos días, apalizando a los cuervos del Vaticano y todo eso.

Pero ya sabrás que yo no soy nada amiga del espíritu del Grial. Me parece un ente maligno, y, de hecho, ahora mismo no sé si quiero quedármelo para salvar a mi aldea o pisotearlo repetidamente hasta hacer trocitos.

Lo que quiero decir es que, me voy. Tú y el Grial os lleváis muy bien y...acabaríamos peleando. Aunque se que yo ganaría, no quiero luchar contra una amiga.

¡Cuando todo esto acabe, iré a visitarte a Irlanda!

No te mueras mucho,

Morrigan

P.D: ¿De qué sitio de Irlanda eres, exactamente? ¿De Dublín, o del Ulster?"


Me había…
… Esa tía rara, extraña, sin modales (y no es que yo tenga muchos), me había… ¡¿ABANDONADO?!
-¡¡¡¡MALDITA NIÑATA DESAGRADECIDA DE LAS NARICES!!!!-Grité mientras arrugaba la nota y la tiraba lejos.- ¡¡¡¡¡¡¡QUE YO ODIO A ESE MALDITO ESPÍRITU Y A ESE QUE ESTÁ DENTRO DE MI!!!!!!

.
..

…..

Me quedé en silencio durante un rato. Poco a poco me fui calmando. Realmente no entiendo porqué me importaba tanto. Yo lo que quería era deshacerme de ella desde hacía algún tiempo (casi desde que empecé a viajar con ella), así que una vez salimos del Vaticano y estamos “a salvo”… ya da igual.
Recogí mis cosas y me puse en pie. Me encontraba mucho mejor, pero aún así… No pude evitar recordar la sensación que tuve cuando aquel extraño controló mi cuerpo. Pasé justo delante de un espejo y lo miré de reojo, pero me detuve en seco al observar lo que ví. Un hombre más alto que yo, moreno de cabello negro y en punta. Ojos rojos. Sonrisa irónica. Vestía de una forma un tanto extraña.
-Ey…-Dijo, al ver que le estaba observando. No pude evitar abrir los ojos con sorpresa.- ¿Qué pasa, Rellik?
-¿Quién diablos…?-gruñí, retrocediendo. Realmente era “mi reflejo”.
-¿Crees que desde dentro del espejo te voy a hacer daño?-rió.- Bueno, sinceramente no estoy “aquí dentro”. Sino… en ti.
-¡No digas estupideces!
-Soy…-sonrió.- Reliak. ¿Recuerdas?
-El que ayudó al maldito espíritu del grial…
-Ten cuidado con lo que dices, Rellik. Por ahora he sido benévolo por lo que no he considerado hacerte daño ni a ti, ni a tu amiguita la que te ha abandonado. Sin embargo… no tientes a la suerte.
-¿Hacerme daño, dices? ¡Es mi cuerpo!
-Actualmente mío también, como pudiste observar.
-Vete al cuerno.

Aunque estaba desconcertada y en cierta manera tenía algo de pavor, finalmente comencé a caminar para marcharme. Sin embargo, oí una risa en mi cabeza y me detuve en seco con los ojos muy abiertos. Me llevé las manos a la cabeza.
-Silencio.-susurré.
-¿Vas a permitir que Morrigan se vaya?
-No me interesa su maldita vida.

Continué caminando, saliendo de la posada y caminando hacia la salida del pueblo. Quería alejarme del Vaticano lo antes posible. Sabía que él continuaba ahí, en silencio. Pero no quería oir su voz, no quería saber ni siquiera que existía. No podía explicármelo a mi misma por lo que… quizá deseaba no saber que existía.
Avancé durante horas en silencio y, aún cuando se había hecho de noche, continué andando.
-Podrían hacerle algo.-comentó de nuevo, él.
-Que te calles. Me da igual lo que le hagan. Como si la queman viva. Mientras yo no tenga nada que ver, me es indiferente.
-Eres una insensible… Además, ¿Por qué estas enfadada?
-¿Porque estás dentro de mi cuerpo y no sé de donde diablos has salido? ¿Porque eres el siervo del MALDITO espíritu del Grial? ¿PORQUE PUEDES CONTROLAR MI CUERPO SIN QUE YO PUEDA EVITARLO?
-… Son buenos motivos.-comentó, como si no me hubiese escuchando.

Gruñí, fruncí el ceño y comencé a ir más deprisa. Pero si por muy rápido que vaya él no va a desaparecer… Suspiré levemente y le oí reir por mi comportamiento. Sin embargo, poco después llegué a un nuevo pueblo.
-Entre más se te azuza más rápido vas.-comentó él, luego su voz cambió un poco.- Lo tendré encuentra para la próxima vez.
-¡Que te ca…!-Fui a exclamar, pero a lo lejos vi a Morrigan.-Con que era eso lo que querías…
-Vaya, me has pillado.-Comentó, con falsa inocencia.- Realmente pensé que sería más difícil. Pero no puedes dejar que se vaya… Haceis una buena sociedad.
-Pues no pienso ir tras ella.-Espeté, girando la cabeza y acercándome hacia una posada.
Una vez ya dentro, oí ruidos afuera. De armas. Aunque sabía que no debia asomar, lo hice finalmente y vi a algunos soldados de la inquisición alrededor de Morrigan.
-Vaaaaya...-musité.
-¡Quitame tus sucias manos de encima!-gritó la pelimorada a uno de ellos, propinándole un codazo.
-¿No vas a ayudarla?-preguntó él, en mi cabeza.
-¿No ves que se defiende sola?-pregunté, mirando a otro lado.

Aquel maldito no dijo nada más, sin embargo mis pies dieron algunos pasos sin que yo quisiera, colocándome a la vista de aquellos inquisidores.
-Eh...-intenté caminar hacia la posada, pero mis pies parecían anclados al suelo.
La primera en verme, sin embargo, fue Morrigan.
-¿Irlandesa?

Sonreí falsamente. No iba a poder escapar y mejor era que le ayudase, supongo. Los inquisidores me miraron y corrieron hacia mi. Creí que no podía moverme, pero de golpe pude esquivarlos y saqué mi espada para defenderme.
-¡No soy irlandesa!-Espeté.
-¿Qué haces aquí? ¡¿Me estabas siguiendo?!
-¡Claro que no!-refunfuñé, mientras esquivaba a los inquisidores que me atacaba y comencé a atacar yo también.-Éste era el único camino que podía tomar por ahora.
-Sí, claro...-suspiró la druida, golpeando a otro inquisidor.
-Puedes irte con viento fresco.-farfulló Rellik, de pronto la hoja de su espada parecía cambiar de forma. Como si fuese de un material distinto al acero.
-¡¡Eres tú quien se mete en mi pelea!!
-¡Si no me atacaran no les haría daño, idiota!-Espeté, esquivando a uno y luchando con otro.
-Tú empezaste-se encogió de hombros Morrigan, que se había apartado a un lado, dejándome contra el resto de inquisidores.
-¡Serás...!-Farfullé, los esquivé y me coloqué detrás de ella.- ¡desgraciada!
-¡¿A qué viene eso ahora?!
-¡Me dejas tirada y me preguntas que a qué viene eso!-Grité, pero los inquisidores continuaban allí, mirándolos con enfado.
-¿Acaso te da miedo ir sola? ¿Estás muy lejos de Irlanda, no?
-¡CALLATE!-Le grité.

Nos quedamos en silencio por un momento. Pero los inquisidores volvieron al ataque. Aunque luchasemos quizá no conseguiríamos escapar. Así que tras tomarla por el brazo, tiré de ella y eché a correr hacia la otra salida. Teníamos que escapar.
-¡Y dale!-mientras corríamos, Morrigan se soltó de un tirón-¿Te parezco una muñeca de trapo?
-¡Pues quedate atrás y muerte!-Espeté, corriendo aún más deprisa.
-¡No!-negó sin dejar de correr.
-¡Pf!-Gruñí mientras continuábamos huyendo.

Salimos de aquella ciudad y nos metimos en el bosque. Nos ocultamos tras una espesa arboleda y esperamos a que los inquisidores pasasen de largo. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos, me dejé caer para quedar sentada y apoyada en un arbol.
-Estuvo cerca-musitó Morrigan, tirándose al suelo y quedando boca arriba.
-Y que lo digas.-susurré, poniéndome la mano derecha en la cara.

Out: Thanks Morri xD