
Seguía apoyado en aquella piedra contemplando como el fuego de la hoguera iba perdiendo fuerza, hasta llegar finalmente a apagarse del todo. Nazira ya estaba completamente dormida, y yo vigilaba que no se acercara ningún animal salvaje o que pudiera aparecer algún siervo del Vaticano.
Cuando pasaron unas horas de completa calma, decidí descansar durante un corto periodo ya que a la mañana siguiente, nos quedaba aún un largo camino hasta llegar donde se encontraba el Santo Grial.
Entonces caí en un sueño profundo, todo estaba cubierto por la niebla y no era capaz de describir el lugar en el que me encontraba, seguí andando hasta que toda la niebla había desaparecido por completo y me encontraba en un lugar demasiado familiar.
Venecia, las mismas ruinas donde esos malditos mataron a Bell, pero el lugar estaba algo diferente, todas aquellas ruinas habían desaparecido y el lugar se había convertido en una especie de paraíso lleno de plantas y con un lago a pocos metros. Seguí avanzando hasta que pude observar que en medio del lago se encontraba una chica, ya justo enfrente del lago pude verla mejor y no podía creer lo que estaba viendo, era Bell.
- Bell – dije siguiendo mirándola
- Asloth, me alegra ver que sigues aún vivo- dijo ella sonriendo.
- Que está ocurriendo, esto no puede ser un sueño, Bell siempre que he soñado con este lugar ha sido el momento en el que te mataron, porque ahora está así – dije gritando confuso
- Asloth, sí que es un sueño, pero yo he interferido para que sea así, necesitaba hablar contigo, se lo que estás haciendo, y lo que estás pensando hacer. Y quiero que te olvides de ello.
- Pero porque, tu no tendrías que estar muerta, esos malditos iban a por mí, el que lo tendría que estar soy yo – dije aún más nervioso al escuchar sus palabras.
- Tú no puedes morir Asloth, todavía hay alguien que te necesita. Siempre la has protegido y ha estado en tu corazón, incluso cuando estabas conmigo, se podía ver en tus ojos siempre que me mirabas.
- A quien te refieres Bell, eso no es… -dije algo confuso
- Ya no es necesario que te mientes más, ella entró primero en tu corazón, se que yo también tenía parte en el, pero otra parte sufría al no poder estar junto a ella. Tú querías protegerla y por eso te fuiste sin decirle nada, pero al conocerme al ver que me parecía a ella por eso te quedaste conmigo.
- Intenté no hacerle daño, y al final lo único que logré fue haceros daño a las dos – dije quedándome de rodillas el suelo mostrando lo poco que podía hacer.
- Eso no es verdad, además ahora te volviste a encontrar con ella, ya no tienes que seguir llevando el peso de mi muerte.
- Bell, no puedes pedirme que abandone la idea de buscar el Grial, tengo que hacerlo, sino no podre estar en paz conmigo mismo.
- Asloth, se que seguirás con tu búsqueda, pero prométeme que no morirás intentando obtenerlo.
- Si, lo prometo, igual que prometo que te devolveré a la vida.
El sueño se había acabado, no, eso no había sido ningún sueño, sin duda esa chica era la Bell real.
Finalmente abrí los ojos y allí estaba Nazira con su sonrisa de siempre, contemplándome como dormía.
- ¡Buenos días!- exclamó con entusiasmo.
- Lo siento, al final me quedé dormido, suerte que esto estaba tranquilo
- No te preocupes, yo me desperté a media noche, no podía dormir... así que me quedé velándote.- dijo con una amplia sonrisa.
- ¿Ya estas mejor?
- Sí, gracias, ¿y tú? ¿estás bien? me pareció que tenías una pesadilla...- comentó preocupada.
- No tranquila, estoy bien, la verdad es que fue un buen sueño. Me permitió poder darme cuenta de algo - dije sonriendo
- ¿Darte cuenta de algo?- preguntó confusa.
- Inmediatamente se acercó a mi, apoyando las manos en el suelo, abriendo mucho los ojos.
- Si, que siempre has estado a mi lado, aquí en el fondo de mi corazón - dije mientras lo señalaba
- Como acto reflejo, Nazira retrocedió, apartándose de mi. Se llevó una mano al pecho, y bajó la cabeza.
- No lo... entiendo Asloth.- susurró.
- Pensé que al irme tu podrías vivir una vida tranquila, sin peligros. Luego cuando conocí a Bell, ya te dije que os parecíais mucho, pero en el fondo de mi corazón a quien seguía viendo era a ti.
Noté cómo caían lágrimas del rostro de Nazira, escondido tras su pelo. Levantó la mirada, y fijó sus ojos en mi. Su expresión era triste, pero extrañamente sonrió.
- Entonces tú... ¿qué significo para ti?-
- Alguien muy importante- le dije apoyando mis manos sobre sus hombros y mirándola fijamente a los ojos
- Nazira se sonrojó un poco, y volvió a evitar mirarme. Las lágrimas continuaban fluyendo por sus mejillas.
- Salvaremos a tus padres, te lo prometo y luego volveremos los dos juntos, pero no dejes que caiga ninguna lagrimas más vale, quiero seguir viendo esa dulce sonrisa tuya
- Está bien...- asintió secándose algunas lágrimas con las manos. -Si estás conmigo, siento que podemos conseguirlo Asloth.- dijo sonriendo tímidamente.
- Pues entonces sigamos nuestro camino, todavía nos quedan unos días hasta que lleguemos a Escandinavia
- Nazira se levantó, y me ofreció su mano, la cogí y me levanté también. Quedamos tan cerca que pude sentir cómo se estremecía e inmediatamente se daba la vuelta y empezaba a recoger las cosas, para evitar que me diera cuenta.
*OUT* No es ningún sueño, si Kike ha posteado con Asloth, a ver si vuelvo a coger el ritmo de postear con los demás *OUT*
Kyo empezó su búsqueda a las 12:01 a. m.